CIUDAD, FUTURO Y ACCESIBILIDAD
- Pedro Núñez González
- 19 jun 2020
- 4 Min. de lectura
Raúl Coria Tinoco.-
Cuando pensamos en la ciudad y el futuro, nos imaginamos las dinámicas sociales, el crecimiento urbano, la innovación tecnológica y la sostenibilidad económica-ambiental. Pero, ¿Realmente somos conscientes de quienes las habitarán? Para esto, según las Proyecciones de Población Mundial 2019 realizadas por la ONU, se menciona que, en el año 2019 había 1 de cada 11 personas en el mundo con más de 65 años y para 2050, será 1 de cada 6 personas con esa edad.

En cuanto al crecimiento de la población en México, según proyecciones de la CONAPO, el índice de envejecimiento en las últimas tres décadas casi se triplico en adultos mayores de 65 años y para el 2020 a 2050 la proyección será de un índice de 29.6 a 93.7. Cabe mencionar, que un tercio de la población de adultos mayores de 60 años son personas con discapacidad.
Es evidente que, con el incremento de envejecimiento de la población ha aumentado la esperanza de vida de las personas, lo cual genera un “envejecimiento activo”. Esto nos lleva a reflexionar sobre los habitantes de las ciudades en el futuro y cuáles serán las iniciativas y políticas públicas, para que todas las personas puedan disfrutar de una ciudad segura, cómoda y autónoma, independientemente de su edad, su condición física o socioeconómica.
El uso de la ciudad es un tema de derechos humanos y está ligado a la inclusión que es fomentada por la accesibilidad universal. En el siglo pasado, la accesibilidad era para casos especiales o particulares en las ciudades, sin embargo, no es un tema ajeno o novedoso, es una condición que deben de cumplir los entornos, bienes y servicios, con uso simple, flexible, intuitivo para todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad de la forma más independiente y natural posible. La accesibilidad es una condición que busca eliminar barreras para todos, atiende al más vulnerable con énfasis hacia las personas con discapacidad. Con este principio de vulnerabilidad se cubre de la manera más amplia la necesidad de todos.
Existen en el ámbito normativo internacional y local, leyes, normas, manuales, acciones que hacen mención de la accesibilidad como un derecho, obligación y requisito para ciertas actividades socioeconómicas, pero que en muchos casos requieren actualización.
Es importante señalar que la accesibilidad referente al entorno, no solo es una condición en lo público, también en lo privado y doméstico. En lo público, de acuerdo a la información del INEGI en 2014, solo el 4% en manzanas de comunidades urbanas contiene el elemento “rampa para silla de ruedas”, el cual al igual que las “banquetas”, está presente en los centros de las ciudades y ambos progresivamente desaparecen hasta los perímetros urbanos.
La inclusión y accesibilidad no solo son “rampas”, por lo cual es indispensable generar diagnósticos que permitan reconocer la necesidad de accesibilidad para todos, esto permitirá llevarla hacia la legislación y políticas de sensibilización e implementación para generar criterios de intervención y abordar progresivamente la ciudad a partir de procesos informados.
El principio de diseñar para todos, no puede existir sin la participación de los ciudadanos, es indispensable que en colaboración con las autoridades se realice el encuentro y propuestas que generen una ciudad accesible e incluyente.
Conceptos como: la educación a lo largo de la vida, el incremento de la vida productiva, el uso de los espacios equitativos, el hacer barrio y en la actualidad el tema de la pandemia, nos llevan a repensar temas como: 1. La vivienda con el nuevo modelo espacial de casa-refugio-oficina adaptable a todos. 2. La movilidad y espacio público, conectado, de uso mixto, libre de obstáculos y seguro para peatones y personas con discapacidad que promueva redes multimodales de intercambio social y económico. Así como, la accesibilidad y disfrute en igualdad de condiciones en plazas, parques y jardines motivando el encuentro y la inclusión. De igual manera, transporte colectivo que brinde la autonomía necesaria para personas con discapacidad. 3. El uso de equipamientos como escuelas, centros de salud, lugares de cultura e industria en donde se concentra una gran cantidad de personas. 4. La potenciación económica de servicios, tales como el turismo incluyente, servicios comerciales y deportivos. 5. Las condiciones del lugar de trabajo de acuerdo a la norma que tiene como objetivo la accesibilidad de las personas con discapacidad. 6. El rediseño en los centros históricos patrimonio de la humanidad. 7. La sensibilización en los planes de estudio educativos para la difusión de los derechos de las personas con discapacidad. 8. La generación de laboratorios de accesibilidad con universidades, asociaciones y colectivos para la gestión e implementación de las políticas públicas. 9. La armonización de la normatividad y permisos vigentes, relacionado a la inclusión y accesibilidad.
Lo anterior, muestra que la accesibilidad puede ser física, dinámica y normativa para el rediseño de las ciudades, esto influye en las aspiraciones personales y socioeconómicas de cada persona, abona al aprendizaje colectivo, al encuentro y en caso de vulnerabilidades responde con un entorno amable, seguro, responsable, con igualdad en el uso, sostenible y resiliente.
En síntesis, la accesibilidad pretende simplificar la vida de todas las personas haciendo que los productos, las comunicaciones y el entorno sean más utilizables y con ello mejorar la inclusión.
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